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El entrenador/a como arquitecto del carácter.



Más allá de los récords batidos y los trofeos levantados, existe un componente intangible pero profundamente significativo: el legado del entrenador.

En este artículo, exploraremos cómo la influencia de las y los entrenadores va mucho más allá del terreno de juego, dejando una huella indeleble en la vida de sus deportistas. Nos centraremos en el impacto a largo plazo que los entrenadores tienen en la formación del carácter y los valores de los y las deportistas, y cómo esta influencia positiva puede moldear su desarrollo personal y deportivo.

La investigación científica respalda la importancia del papel del entrenador en la formación del carácter de los deportistas. Según un estudio realizado por Gould et al. (2016), los entrenadores desempeñan un papel crucial en la transmisión de valores como la ética de trabajo, la perseverancia y el trabajo en equipo, que son fundamentales no solo en el deporte, sino también en la vida cotidiana de los atletas.

Un ejemplo inspirador de este impacto lo encontramos en la carrera del legendario entrenador de baloncesto, John Wooden. A lo largo de su vida, Wooden no solo enseñó tácticas y estrategias deportivas, sino que también inculcó a sus jugadores principios de integridad, respeto y humildad. El legado de Wooden se refleja en la notable cantidad de sus exjugadores que se convirtieron en líderes exitosos en sus respectivos trabajos post deporte, demostrando el poder duradero del entrenador como modelo a seguir.

El trabajo conjunto entre el o la entrenadora y los deportistas es fundamental para optimizar la formación de los atletas. Las y los entrenadores no solo proporcionan instrucción técnica, sino que también sirven como mentores y guías en el desarrollo personal de sus pupilos. Según un estudio realizado por Côté et al. (2019), los entrenadores que establecen relaciones de confianza y respeto con sus deportistas tienen un impacto significativo en su motivación intrínseca y en su compromiso con el deporte, aprendizaje que luego trasladaran a otras actividades de sus vidas.

Es esencial que los y las entrenadoras reconozcan el poder de su influencia y se esfuercen por ser modelos a seguir positivos para sus deportistas. Al cultivar un ambiente de respeto, trabajo en equipo y excelencia, las y los entrenadores pueden inspirar a sus pupilos a alcanzar su máximo potencial no solo en el deporte, sino también en la vida.

En conclusión, el legado del entrenador/a trasciende las estadísticas y los logros deportivos; su verdadero impacto se mide en las vidas transformadas de sus deportistas. Al nutrir el carácter y los valores de sus pupilos, los y las entrenadoras están forjando un legado duradero que perdurará más allá del terreno de juego y resonará en la vida de generaciones futuras.

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