Deseo compartir una reflexión sobre lo que significa competir.
Por mi experiencia, saber competir es el componente esencial del rendimiento de cualquier deportista o equipo (en deporte de competición).
Creo que es de los elementos que está costando más de cuajar en las etapas formativas y quizás, me atrevo a apuntar, más aún en las recientes generaciones de deportistas principalmente por tener un entorno (familia, etc.) muy volcado pero a la vez muy ignorante (deportivamente hablando) y esto se traduce en una desorientación muy peligrosa .
Oriento la reflexión a los y las deportistas que puedan leer este artículo, pero sobre todo a familiares (madres, padres, etc.) y directivos para que puedan tener una mejor comprensión del juego y de las decisiones que las y los entrenadores toman en sus respectivos equipos.
Competir es no conceder
Para no alargar el artículo en exceso lo reduciré a mínimos, COMPETIR es en esencia NO CONCEDER.
Dicho en otras palabras, es prepararse para no regalar a nuestro oponente nada que dependa exclusivamente de una o uno mismo. Refiere a absolutamente todos factores que intervienen en el rendimiento tanto dentro como fuera del terreno de juego.
El oponente en la mayoría de las disciplinas será otro equipo o atleta, pero en algún deporte el rival puede ser otro actor, como por ejemplo en golf, el rival siempre es y será el campo.
Un entorno “ignorante”
Una vez comprendemos que competir en esencia es no conceder, el siguiente paso es formarse para llegar a conocer y entender muy bien el deporte que practicamos, cuantas y que fases lo componen, que habilidades requiere, y en el caso de los deportes de equipo, que variedad de roles se desempeñan.
A modo de ejemplo de lo anterior, si nos fijamos en el futbol por ejemplo, lo que habría que saber antes de osar a juzgar nada o a nadie, es que:
Es un juego de 4 fases (posesión, no posesión, transición de posesión a no posesión y transición de no posesión a posesión) que además yo le añadiría una fase adicional, las pausas en el juego, ya que son administrables para sacar provecho. Es, además, un juego que requiere por igualhabilidades físicas, técnicas, tácticas y psicológicas, que se ejecutaran en el campo a través de un rol asignado a cada deportista, y esto implica saber aceptar el rol que te puedan asignar.
Pues bien, por lo general ningún deportista brilla de forma natural en el total de las fases ni el total de las habilidades, y tampoco en la interpretación de roles. Y, toda deficiencia en cualquier fase, cualquier habilidad o interpretando un rol es sin duda alguna una concesión al rival.
¿Creéis que todo el entorno (familia, directivos del club, etc.) de los y las jugadoras comprenden perfectamente el juego, las habilidades y los roles?
¡Ni por asombro! Y aquí es donde hay mucho camino por recorrer. Otro día ya reflexionaremos sobre el camino a recorrer.
Para ir terminando la reflexión,
No se debería juzgar la toma de decisiones de las y los entrenadores sin estar bien formados en los aspectos del juego y el rendimiento, pues frecuentemente el entorno,llamémosle “ignorante”, realiza falsas asociaciones conceptuales que provocan desentendidos notables.
Por ejemplo, una falsa asociación conceptual típica del entorno “ignorante” es creer que una jugadora o jugador con una técnica exquisita es una jugadora o jugador muy muy top.
Vamos a corregir. Esta habilidad (la técnica) solo da respuesta al aspecto técnico del juego (una parte menor a la hora de competir) si la jugadora o jugador en cuestión concede en otros aspectos del juego y la competición, os lo garantizo, jamás será top.
Mucha luz al final del túnel
La buena noticia, y os la quiero compartir, es que cada vez los clubes y organizaciones deportivas tienen más conciencia de la problemática y toman cartas en el asunto.
Cada semana son más y más los clubes y entidades que nos contratan el servicio de formación específico que ofrecemos en Vibliotec para ayudar a los clubes a que su entorno (padres, madres, directivos, etc..) se capacite a través de nuestra formación continua y que este entorno llegue algún día a multiplicar en lugar de dividir. Esta demanda evidencia la problemática a la vez que alumbra la solución.
Xavi Guilà