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Como llevar la fama en el deporte.


Jaume Martí Mora

Psicólogo del Deporte

jmarti@psicosport.org

www.psicosport.org

Muchas de las personas que lean este artículo habrán pensado o soñado en ser famosos alguna vez, tal vez alguno de nuestros lectores ya lo sea. Se relaciona la fama con éxito, dinero, amigos, reconocimiento social, privilegios, etc., por lo tanto no es extraño pensar que sea un estado muy deseado y codiciado por la gran mayoría de mortales.

Pero la fama no llega por si sola, una persona suele ser famosa cuando destaca por alguna cosa, cuando los medios de comunicación hablan de ella, cuando es el centro de atención y se sobresale del resto de la sociedad a la que pertenece. En el caso del deporte está claro que la fama suele llegar por ser un buen deportista, incluso sin necesidad de ser el mejor.

Ser deportista famoso conlleva muchas ventajas, por ejemplo a ser invitado a eventos y fiestas y ser el centro de atención de las mismas, que al colgar una foto o un simple comentario en las redes sociales se convierta en noticia con miles “me gusta” y en un mensaje viral en pocos minutos, a no hacer cola en los restaurantes e incluso a ser invitado en ellos, a que muchas personas se le acerquen de forma interesada, a que las marcas publicitarias paguen un buen dinero por promocionar un producto en el que incluso el propio deportista no crea, a tener todo un sequito de personas que trabajan para él y que le procuran el máximo de comodidades y a solucionarle hasta el problema más simple, ha recibir regalos caros, coches de promoción, etc.

La fama conlleva, aparentemente, una serie de beneficios y ventajas, pero si la fama llega de golpe, a una edad joven o temprana y sin un entorno que ayude a ser realista, entonces la fama se puede volver en el peor enemigo de un deportista, y la situación se agrava si el propio deportista no es consciente de ello.

“Me tienen envidia porque soy rico, guapo y famoso”, ¿les suena está frase?. Un síntoma de la perdida de percepción de la realidad que en demasiadas ocasiones y cuando el deportista deja de ser famoso se convierte en fracasos, problemas psicológicos e incluso suicidios.

La Fundación XPRO que vela por las economías de los ex-futbolistas de la Premier Inglesa, realizó un estudio con 30.000 jugadores retirados y que habían llegado a ganar una media de 35.000 euros semanales, en este estudio se descubrió que 2 de cada 5 jugadores estaban sumidos en la más absoluta bancarrota a los cinco años de haber puesto fin a su carrera profesional y 1 de cada 3 se había divorciado o separado de su pareja en los 12 meses siguientes de dejar de jugar al futbol profesional. Otros tanto acabaron con depresiones, problemas sociales, etc. Una evidencia clara de que la fama de la que gozaron durante su carrera no fue llevada con suficiente madurez.

La fama en estos casos es inevitable y no depende del propio deportista, pero la manera de llevarla si. Cuando la fama llega, en lugar de relajarse y dejarse llevar por ella, lo que hay que hacer es estar muy alerta y tenerla bajo control. Es importante continuar con las mismas amistades que teníamos, ellas nos harán recordar donde está la autentica realidad, desde el punto de vista económico, vivir aproximadamente con un 25% de lo que se gana, de ese modo no entraremos en un tren de vida del que después nos será muy difícil bajar o asumir, priorizar la familia y no involucrarla demasiado en el propio deporte, ella nos permitirá ver la fama desde la distancia, colaborar de forma vivencial en experiencias de ayuda social (conocí un famoso jugador que una vez a la semana acompañaba a dar un paseo a un anciano o anciana de una residencia geriátrica), formarse y prepararse para cuando tenga que dejar el deporte y, sobretodo, a buscar el asesoramiento de un psicólogo del deporte que le ayudará a planificar todo esto.

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