Las prisas, malas consejeras.
Vivimos en una sociedad del “aquí y ahora”, pero ojo, no desde el disfrute de los sentidos en valorar el instante, el momento que da sentido a la existencia y que nos ofrece un brillante crepúsculo de felicidad gracias a focalizarnos en el pleno disfrute del mágico instante que la vida nos brinda en vivencias a diario.
En Japón lo tienen claro de manera amplia, trabajan el ikagai, el impulso de la vida, la razón esencial por la que actúas, tu propósito.
Pero ahora me refiero al “aquí y ahora” mas occidental, entendido desde la exigencia, la demanda inmediata de resultados y por extensión la consecución de victorias a cualquier precio, en deporte y en la vida laboral en general.
Confieso que en toda mi etapa como entrenador, solo me motivaba si el equipo tenía proyección, crecimiento, y retos por delante a superar difíciles, pero siempre a medio, largo plazo, no me gustaba entrenar a los equipos top, los considerados favoritos.
El poder crecer en el camino conjuntamente con los jugadores, sumando fracasos y éxitos, y disfrutando del camino del crecimiento, compartiendo conocimiento y teniendo si, en el punto de mira el sueño del éxito, las victorias, los resultados.
Siguiendo esta filosofía, me lleve el triple éxito, el de disfrutar del camino en el momento, y el verdadero éxito que te da el deporte después, que es ganar en amistades profundas con staff y jugadores y ganar fortaleza interior gracias al esfuerzo depositado en el reto, si a eso se le sumaban resultados ya era épico.
El aquí y ahora convertido en prisas, nos acerca al ganar a toda costa, y a toda prisa, genera tensiones, los resultados se “compran” a base de fichajes a cualquier precio, ceses de entrenadores inminentes, e incluso según que deportes, racismo, violencia u otros actos, como vestido de gala para ganar, solo ganar, y sobretodo lo más rápido posible, no importa como, solo importa cuánto, y suele venir ese éxito disfrazado de glamur, pues en las redes sociales, los media, es lo que se lleva.
Este formato arrastra con la salud mental de entrenadores y jugadores, muchos de ellos víctimas del stress y de la presión del resultado a toda costa, que se convierte a largo plazo en depresión.
Pues en tiempos de prisas, sin duda la famosa frase, “Vísteme despacio que tengo prisa” le iría como anillo al dedo para preservar esa salud post retirada que tantos deportistas han padecido.
En Vibliotec, disfrutamos del “aquí y ahora” que nos hace crecer cada día, compartir conocimiento y extender la cultura y los valores auténticos del deporte con nuestra amada comunidad, y hacer de vaso conductor entre nuestro gran equipo de profesores y nuestra comunidad, si ese es nuestro ikigai.
Gracias por formar parte de Vibliotec.
Lluís Casas
Cofundador